Según su documento de identidad, era blanco pero cada vez que le decían algo, se ponía rojo automáticamente.
Una vez se puso cianótico y de azul pasó a casi índigo: Cuestión de falta de oxígeno en la sangre, le dijo el médico.
Se puso amarillo canario por una hepatitis de padre y señor mío, para seguir con el tema de salud…
Se ponía verde de envidia, violeta no se puso nunca felizmente, porque le parecía un color muy femenino.
Y eso de ponerse naranja… ¡Bueno, es que no era fruta!
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