
Su opera prima fue muy mala. Pensó en rehacerla, pero ya no sería opera prima.
Ese día, como en muchos otros, al anochecer se sintió morir y decidió hacer su obra póstuma. Trabajó intensamente y, cuando hubo terminado, se fue a descansar.
Cuando despertó se sintió bien. Siempre que se sentía bien haraganeaba y derrochaba sus energías hasta sentirse morir. Esta secuencia la repitió incontables veces en su larga vida.
Cuando murió, dejó una gran colección de obras póstumas