Del niño al buen salvaje: Para leer al pato Donald — By Aldana Muñoz

“¡Gú!” (Palabras del abominable hombre de las nieves en Tío Rico, Nº 113.)

Todos los intentos de Disney se basan en la necesidad de que su mundo sea aceptado como natural, es decir, que combine los rasgos de normalidad, regularidad e infantilismo. La justificación de las figuras de la mujer y del niño es, en efecto, que así son objetivamente estos personajes pero torturando implacablemente la naturaleza de cada ser al cual se acerca. En esto reside el hecho de que su mundo está poblado de animales. A través de esto la naturaleza invade todo, coloniza el conjunto de las relaciones sociales analizándolas y pintándolas
(manchándolas) de inocencia.

El niño tiende, de hecho, a identificarse con la juguetona bestialidad de los animales. A medida que el niño crece va comprendiendo que las características del animal (maduro) corresponden a algunos de sus propios rasgos evolutivos psicosomáticos. Él ha sido, de alguna manera, como ese animal, viviendo en cuatro patas, sin habla, etc. Así, el animal es el único ser viviente del universo que es inferior al niño, que el niño ya ha superado, que es el muñeco animado del niño.

Historieta «Patolandia»

Constituye además uno de los sitios donde la imaginación infantil puede desenvolverse con mayor libertad creativa; ya no es un secreto para nadie que muchas películas que han utilizado animales tienen alto valor pedagógico en tanto educan su sensibilidad y sentidos.

Empero, el uso que hace Disney de los animales es para atrapar a los niños y no para liberarlos. Se les invita a un mundo en el cual ellos piensan que tendrán libertad de movimiento y creación, al cual ellos ingresan confiados y seguros, respaldados por seres tan cariñosos e irresponsables como ellos mismos y de los cuales no se puede esperar ninguna traición, con los cuales ellos podrán jugar y confundirse. Después, una vez dentro de las páginas de la revista no se dan cuenta cuando, al cerrar las puertas tras ellos, los animales se convierten, sin perder su forma física, sin sacarse la máscara simpática y risueña, sin perder su cuerpo zoológico, en monstruosos seres humanos. El lenguaje de este tipo de historieta infantil no sería sino una forma de manipulación. El uso de los animales no es bueno o malo en sí. Es el tipo de ser humano que encarnan lo que se debe determinar en cada caso.

Historieta «Patolandia»

Ariel Dorfman- Armand Matterlart

Anuncio publicitario

Un comentario sobre “Del niño al buen salvaje: Para leer al pato Donald — By Aldana Muñoz

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s