
Trabajar con las palabras. Esa materia prima maravillosa que permite que nos expresemos, nos comuniquemos, permite que estemos o no de acuerdo, muchas -demasiadas veces- produce enemistades, peleas, resentimientos …
Elegir las palabras adecuadas, podría decir que es igual que combinar los colores apropiados para vestirse, porque no escogeríamos colores “que no vayan” unos con otros y estos, los elegidos, darán una buena idea de nuestro estado de ánimo.
Cuando se hace esta escogencia al azar (o se combinan inadecuadamente las palabras), estaremos hablando o escribiendo incoherencias y en vez de tender puentes, levantaremos vallas …
A pesar de usarlas siempre, parece que muchas veces lo hiciéramos sin pensar y de allí el “se arrepintió de sus palabras” y a propósito de incoherencias, me quedo con el viejo dicho: “A palabras de borracho, oídos de mostrador”.
Imagen: https://galeria.dibujos.net