Nació en 1937 en Iquique, Chile, pero toda su infancia transcurrió en el pueblo de Tocopilla, al norte del país. Comenzó su carrera literaria cuando su familia se mudó a la capital, luego de ganar un concurso literario en 1949. Se trasladó a Lima, Perú, para estudiar antropología, se dedicó a conocer Latinoamérica y se dio a conocer en México con una exposición de arte con trece cuadros inspirados en sus poemas. Parte de su poesía está recogido en distintas antologías alrededor del mundo. Falleció en Perú, lugar donde vivió más de cincuenta años.
Aquí estamos Aquí estamos las madres negras petrificándonos como un raro ejemplar de otras edades. Sin que estas palabras puedan cambiar las decisiones de los hombres que mantienen los pueblos en la sombra. Aquí estamos las mujeres poderosas rodeadas de atormentadores reducidas a cenizas por la mano del hombre. ¿Dónde va a florecer nuestra familia si se contamina la vida en el Pacífico y hacen estallar el espacio rompen el aire de dragones imaginarios si desequilibran las nieves de los Polos y también las profundidades de la tierra? Dónde alimentar la sonrisa de los hijos con peces muertos, vegetales muertos, aire muerto alimento envenenado cabellos, piel, el color de los ojos envenenado la alegría de vivir envenenada. Sin que ninguna de mis palabras pueda cambiar nada. Aquí me desintegro sin haber tomado parte ni ser poeta comprometida con cualquiera de esas mentes destructoras de mis generaciones sobre la tierra.
Es necesario Es necesario que el día nos contemple los huesos Elevemos el amor desnudo al sol que está naciendo Yo no tengo miedo de mostrar el cuerpo que nos habita a los que pasan y adivinan nuestra miseria Faz a rostro yo te digo que en mí ya no existe ningún maravilloso secreto Porque el día descubre el fondo de las palabras que mienten
Juegos Surgen evidencias En el juego de la muerte.. Personajes de extrañas liturgias Aparecen mostrando Sus mejillas de madera Entonan canciones con labios Detrás de los dientes Y entre huesos de pestañas Intercalan con Arte Manojos de plumas vivas. Semejan Dioses expulsados De alguna iniciación Con rostro alucinante De pronto nos rodean. Una población del Más Allá Divinos que han recibido Determinada clase de Gran Luz Sólo para crear Enormes sombras En nuestra lenta realidad.
El secreto Ha pasado un siglo. Un día alguien levantará una piedra abandonada para estudiar el pasado del mundo. Y ahí debajo, ensombrecido estará mi poema. Nadie sabrá repetirlo. Sobre la tierra, nuevos hombres nuevos sonidos, nuevos poetas van trabajando y cantan. Así mis lágrimas quedarán en secreto para siempre. Y yo estaré feliz, con mi pena sólo mía en un poema que no puede ya contaminar. Impronunciada, inexistente Sólo heredando el peso de las piedras...