La carta escondida
Será
que envejecer
es olvidarse
del viejo afán de la sabiduría.
Será
que ahora, cuando ya no busco
los porqué,
entiendo.
Ése es el truco,
la carta escondida en la manga de dios.
Todo
es agua que va,
agua de un río
en el que aprendo a sumergirme
con el goce feroz de las sirenas.
No se aprende a vivir.
Apenas
se acostumbra
el cuerpo
a la suerte de estar vivo.
Será
que ahora, cuando el mundo
empieza a ser pequeño,
comprendo.
No me apuro en vivir.
Llevo los años colgados como perlas
de un collar hermoso.
Y tanto tiempo aún.
Tanto tiempo.
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